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EN CUERPO Y ALMA por Francis (relato erótico Nº12)

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Las olas rompían con fuerza contra el acantilado. Una fría noche y unas luminosas estrellas me acompañaban en aquel momento, me posé sobre las gélidas rocas arropado con mi hábito de cura. Tal vez Dios no vería con buenos ojos lo que iba a acontecer en aquel lugar. ¿Por qué algo que me hacía sentir tan bien era prohibido? Cada vez que la veía la evitaba para no ser poseso de este deseo, este deseo prohibido. Mi cuerpo y mi pasión podían conmigo en aquel instante.
Mi corazón arde a cada instante y hoy está más ardiente que nunca. Allí está ella, sentada junto a mí, acariciaba su cara mientras le apartaba el pelo. Sus labios eran tiernos y carnosos, su cara era tan delicada como bella. La besé mientras ella jugaba con mi pelo. El ambiente frío se volvía cada vez más cálido, las olas rompían con más fuerza y mi corazón palpitaba cada vez más y más fuerte. Sus ojos me desnudaban con la mirada y lentamente me dispuse a desnudarla. Me acariciaba a la vez que me quitaba la ropa. Desnudo en aquel momento, en cuerpo y alma, nos abrazamos y nos miramos. Mis retinas se deleitaban con su belleza y mi cuerpo lo expresaba besándola y acariciándole su cálida piel. Su placer se mostraba a modo de escalofríos y mostrando una bella sonrisa. La sentí tan excitada como yo, fue entonces cuando me introduje entre sus piernas. Mi cadera chocaba suavemente con la suya mientras sus caricias se transformaban en abrazos y besos, cada vez más intensos. Sus frágiles abrazos se volvían cada vez más fuertes y me apretaban hacia ella, las estrellas se multiplicaban por mil y mi corazón palpitaba con más fuerza que nunca. Sentí como en mi cuerpo me invadía un éxtasis y ella cerró sus piernas apretándome con fuerza, fue entonces cuando nos fundimos en cuerpo y alma. Ni si quiera Dios pudo separarnos en ese instante, éramos un sólo ser lleno de placer, amor y lujuria.
Desde ese día, no hay amor más grande que el que siento por ella. ¿Amar a Dios o amar a ella? Padre, no sé si me perdonarás pero sé que deseas mi felicidad y mi felicidad es ella.

2 comentarios:

Jaione dijo...

es imaginativo, aunke kreo ke mas de un kaso de estos se abra dao en la realidad....muy bueno de todas formas!

Luchida dijo...

"Padre, no sé si me perdonarás pero sé que deseas mi felicidad y mi felicidad es ella."
Me quedo con esta frase sin lugar a dudas. Después de leer toda la historia, no pdía haber mejor final. Muy chula :)

 
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