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DESPEDIDA... por Sara D. (relato erótico Nº3)

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Los comienzos en mi nueva ciudad fueron... como decirlo... espartanos. En tres meses no tuve contacto físico con nadie, estaba demasiado agobiada para preocuparme por eso, pero ahora que tengo muchos amigos y amigas, que me he acostumbrado a este ajetreo, a la universidad... vivo feliz.
...Allí estaba yo, parada en medio de la gente, que pasaba por mi lado dándome empujones. Miraba hacia arriba, intentaba ver el cielo gris pero apenas veía un trocito entre los edificios. Caminé largo rato, mirando al suelo, echaba de menos mi pueblecito, su tranquilidad. Allí podías estar tranquila en muchos sitios, aquí en la ciudad no, siempre hay gente en todos sitios. Me senté en un banco frente a una zapatería y allí recordé mi último día en el pueblo.
Caminaba con dos de mis amigas por una calle alejada del centro del pueblo al encuentro de los chicos, habíamos quedado con ellos. Unos metros antes de llegar hasta ellos pudimos ver que estaban sentados sobre sus motos. Uno de ellos encendió el motor y llegó hasta nosotras. Era Oscar, derrapó frente a nosotras colocándose frente a mí. Con un gesto de mano me dijo que me acercara. Era alto, delgado pero musculoso, por el trabajo que desempeñaba, y guapo, muy guapo, con el pelo rubio que solía llevar despeinado y unos preciosos ojos azules. Era un poco imbecil, el tipo chulito de pueblo, siempre metido en líos, pero me gustaba y además se había pegado por mí con varios chicos que estaban tonteando conmigo. No éramos novios ni nada, no me gustaba, bueno me gustaba pero solo porque era guapísimo y por que follaba bien. "Sube, te llevo a dar una vuelta", me dijo. Ni corta ni perezosa, me subí a la moto y me agarré a él con fuerza. Me llevó unos kilómetros al norte del pueblo, a una vieja caseta abandonada que todos los jóvenes utilizábamos de picadero.
Bajamos de la moto, se colocó frente a mí y con semblante serio me preguntó:

¿ Te vas mañana, no?.-

Si.- Dije sorprendida, no esperaba que hablásemos, normalmente lo hacíamos y después delante de la gente no nos dirigíamos la palabra.

¿Y cuando vuelves?.-

Pues no lo sé... supongo que en Navidad.- Ahora, lo comprendía... estaba calculando el tiempo que tardaría en volver a follar conmigo.

¿Tanto?.- Sus ojos miraron al suelo, parecía realmente triste.

¿Por que?.- Quería que me lo explicara.

Pues... que es mucho tiempo.- Largo silencio.- Te voy a echar de menos... - Susurró.

¿A mí?.-Pregunte atónita, era la primera vez que me hablaba así.

Si a ti... a quién sino... – Me dio un suave beso en la boca y me abrazó, yo me abracé a él también.- ¿No puedes volver antes?.- Todavía abrazados.

No lo sé... – Susurré. La situación me estaba llegando al corazoncito, no era una farsa, porque sabía que no tenía porque montar ningún drama, ya sabia que si quería podría tenerme.

Entonces es una despedida... hasta Navidad.-

Comenzamos a besarnos, primero solo en los labios y después introdujo su suave lengua en mi boca. Había metido su mano debajo de mi camiseta y acariciaba mis pechos pellizcando mis pezones. Sin despegarnos entramos en la cabaña. Los dos sabíamos que iba a pasar mucho tiempo hasta que volviésemos a estar juntos y el sexo de aquella noche fue impresionante. Se puede decir que nos arrancamos la ropa. No iniciamos un juego sexual sino que directamente fuimos al meollo. Me bajé las bragas y el se bajó los vaqueros y aplastándome contra la pared me levantó y me introdujo su pene, comenzó a moverse, sus movimientos introducían su pene hasta al final, eran fuertes y duros. Cada vez se hizo más rápido y más rápido hasta que nos corrimos, entre gemidos acompasados. Me bajo al suelo. Nos quedamos así, frente a frente, pegados, mirándonos a los ojos, con la respiración entrecortada. Volvimos a besarnos salvajemente. Bajé una de mis manos hasta su entrepierna y comencé a tocarle como sé que le gustaba, rápidamente volvió e empalmarse. No sé que nos pasaba, pero estábamos tan excitados como animales en celo. Se quitó la camiseta y sacó los pies de los vaqueros que estaban en sus tobillos. Se apartó un poco de mí y pude observarle. Tenía un cuerpo... Buah! Como me ponía. Yo me quité también la camiseta y el sujetador con movimientos suaves bajo su mirada. Esta vez se tumbó en el suelo y yo sobre él. Mis movimientos eran más lentos y suaves, yo disfrutaba más. Él estrujaba mis pechos. Estaba a punto de correrme cuando el se incorporó y abrazados nos corrimos. Mi rajita chorreaba líquidos y, le dije que se tumbará y colocándome sobre su cara le dije que me lo lamiera. Me obedeció e introdujo su lengua allí. La movía de arriba abajo, aspirando y lamiendo el clítoris. Yo me retorcía de placer, introduciendo mis dedos en su pelo. Uno de sus dedos acariciaba mi culo que estaba totalmente mojado, poco a poco empezó a introducirlo. Yo me moría, no dejaba de gemir y de acariciarme. Él fue el primero que me lo lamió, había mejorado mucho y el primer pene que me comí fue el de él, también yo había mejorado mucho. Finalmente me corrí. - "Ahora tú"- Me dijo, me giré, y allí me encontré su pene, tieso, duro... esperándome. Metí su punta en mi boca y lo lamí. Lo lamía de arriba abajo. Me llené la boca de ella, jugaba con su cabeza, lamiendo alrededor, sé que le volvía loco. Acariciándole sus huevos iniciando los movimientos finales. Se corrió sobre mi mano y le gustó, sé que le gustó porque su gemido se prolongó.
Ya era tarde. Me vestí, él me miraba... y cuando yo ya hube terminado, comenzó él. Terminó de abrocharse los vaqueros y se acercó a mí lentamente. Esa noche me tenía desconcertada. Hacia cosas que nunca había hecho conmigo, cosas... tiernas, dulces... nunca había habido ternura entre nosotros. Me cogió la mano, con suavidad con la otra me rodeaba la cintura y volvió a besarme, pero esta vez solo en los labios los cogía entre los suyos y los mordía con dulzura... nunca me había besado así... y joder me gustaba... lo podía haber hecho antes. Me acariciaba en la cara, la cogían entre sus manos, me retiraba el pelo... estuve a punto de gritarle "¡¡¡eso se hace antes, idiota!!!", pero le seguí el juego, me estaba gustando y además besaba bien. Su reloj, dio un pequeño pitido, significaba que eran las doce, me tenía que marchar.

Oscar... - Volvió a besarme, me derretía.-... Tengo... - Volvió a besarme.-... Que irme.-

Me estaba despidiendo... te diría tantas cosas.- Susurraba a mi oído.

Oscar... de verdad, debo marcharme, mañana me levanto muy temprano.-

Si... vamos.- Montamos en la moto y poco después de atravesar el puente viejo, frenó y apagó la moto. Le pregunté que qué pasaba y me dijo que bajara de la moto.

Toma... - Me dio una fina cadena que él llevaba al cuello.

No puedo cogerla Oscar... – Me miró sorprendido.- No puedo comprometerme... yo no voy a serte fiel.- Era una borde y una zorra, pero no quería engañarle.

No, no quería que me fueses fiel... solo quiero que la tengas.- Me sonrió.

Pero... yo no tengo nada para darte, no sabia que eras tan romántico.- Le sonreí.

No quiero que me des nada. ¿Romántico yo?, que dices... – Levanto mi falda, y apartando mi tanguita metió su dedo en mi rajita y comenzó a acariciarme, lo introdujo en mi agujero, sus movimientos eran lentos pero acariciaba mi clítoris con fuerza, no tarde en alcanzar mi orgasmo, qué bien que hace los dedos ese cabrón. Fue nuestra despedida... Montamos en la moto y me llevó hasta el portal de casa. -¿Te puedo llamar?- Me preguntó cuando ya había entrado en casa, asomé la cabeza y le dije: "Cuando quieras... o sino mejor ven a verme"

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente relato!!! Me ha parecido en verdad muy bueno ;)

Anónimo dijo...

MUY TORRIDO Y CON TODO LUJO DE DETALLES!! SE HACE UNA BUENA VISION CON TU DESCRIPCION.

Anónimo dijo...

Esperamos la segunda entrega

Luchida dijo...

Aunque sea relativamente largo engancha hasta el último momento. Muy bien plasmada la situación. Me ha gustado :D

daniel dijo...

Muy buen relato..engancha a la primera,y es lo suficientemente explicito para resultar excitante...Sigue asi!!!

Anónimo dijo...

oi quuero te comer

 
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